Everest 2006

 

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En la primavera del año 2005 comienza a ponerse en marcha la expedición Castellano Manchega que tendría como objetivo conseguir la cumbre del pico más alto de la tierra por su cara mas difícil: la norte.

De los doce componentes de la expedición, cinco pertenecían a la Asociación de Montaña Dolomía, y a la postre las tres cumbres que se consiguieron fueron de alpinistas de nuestro club: Juan José Buendía, Óscar Cardo y Raúl Checa.

EL ASALTO A LA CUMBRE
 
El 16 de mayo de 2.006 a las 13 horas, siete alpinistas de la expedición llegaban a Collado Norte, a 8.300 metros de altitud: las condiciones meteorológicas eran inmejorables: 20 km/h. de viento, sol espléndido, nieve dura y 15º bajo cero que pasarían a ser 30 a la puesta del sol.

Tras descansar unas horas, a las 22 h. 30 min., se ponían en marcha, antes de que se les adelantara ninguna otra expedición. Abriendo huella en la nieve llegaron a la arista cimera. Tras superar el Primer Escalón, en el que hay que trepar algún que otro tramo, avanzaron hacia el Segundo. Para entonces ya se habían formado dos grupos: en el primero iban Óscar, Juanjo y el serpa Mingma y en el segundo Raúl con otros dos serpas.

Cuarenta minutos empleó el primer grupo en superar el Segundo Escalón, encaminándose por la arista hacia la última dificultad antes de la cumbre: el Tercer Escalón, situado a 8.650 metros, menos técnico y tras el cual sólo queda la pirámide somital, un cerro de unos 200 metros de altura, parecido al Cerro del Socorro de Cuenca
 
LA CUMBRE

Martes 17 de mayo de 2.006, 5 h 45 min de la mañana. Juan José Buendía Muñoz y Óscar Cardo Briones, acompañados por el sherpa Mingma alcanzan la cumbre del Everest por su ruta Norte. A las nueve alcanza también la cumbre Raúl Checa Chumillas, acompañados por los sherpas Temba y Kami.

El día 18 de mayo, todos se encontraban sanos y salvos en el Campo Base.

La expedición Castellano Manchega al Everest fue un éxito total, pero no todo eran alegrías en el Campo Base. Catorce muertos fue la escalofriante cifra de los montañeros que ese año 2.006 no pudieron regresar del Everest, y podría haber sido uno más si no fuese por la solidaridad de nuestros compañeros.

Al día siguiente de conseguir la cima, recibieron la noticia de que en el Campo I de Collado Norte, a 7.100 metros de altura un expedicionario canadiense que intentaba la cumbre en solitario y sin oxígeno: Vince Waters se encontraba inmóvil y moriría si alguien no subía a por él.

Esa noche la aguantó porque contó con la asistencia y el oxígeno que le pudo proporcionar un médico americano y al día siguiente, a las cinco y media de la mañana, cinco alpinistas de Castilla la Mancha partían en busca de Vince. Doce horas tardaron en bajarlo por las paredes del Collado Norte hasta el campo base avanzado, pero el esfuerzo y el sacrificio se vio altamente recompensado con la emoción que se sintió en el campamento son su llegada y sobre todo porque en la actualidad Vince es un hombre feliz que cambió la montaña por el matrimonio, que puede contar que escapó de una muerte segura en el Everest sólo con una grave edema pulmonar y leves congelaciones.

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