La Cordillera Blanca de Peru 2003

 

cordillera-blancaEn  el año 2.003 se formó una selección de ocho alpinistas castellano-manchegos al objeto de realizar diversas ascensiones en los Andes peruanos, concretamente en la Cordillera Blanca, donde existen más de treinta cumbres que superan los 6.000 metros de altitud. De ellos, ocho expedicionarios eran miembros de la Asociación de Montaña Dolomía.

Tras el vuelo a Lima y las últimas gestiones en la localidad de Huaraz, comenzaron las marchas de aclimatación antes de trasladarnos hacia la Quebrada del Ishinca, al objeto de establecer el campo base.

Se encuentra en un lugar impresionante, dentro de una cubeta glaciar, recorrido por varios arroyos y flanqueado por montañas cuyas alturas oscilan entre los 5.500 y 6.200 metros.

El Urus es la primera montaña que decidimos afrontar. Se va ganando altura atravesando los grandes bloques de la morrena hasta llegar a las primeras palas de nieve que conducen a la cima con zonas en que la inclinación llega a los 30º y debiendo realizar alguna trepada en la parte final.

Al día siguiente la expedición se divide en dos: parte decide descansar y otros montañeros parten hacia el Nevado del Ishinca. Una vez llegados al glaciar buscamos la arista NE, teniendo hacia la derecha impresionantes glaciares colgantes que debido al calor van dejando caer grandes bloques de hielo. Tras pasar una zona de grandes seracs, con caprichosas formaciones alcanzamos un amplio collado entre el pico menor (5.300 metros) y el Ishinca. Una empinada pala de 45º nos lleva a la cumbre, situada a 5.530 metros de altitud.

Tras la aparición de las primeras indisposiciones gastrointestinales se prepara la siguiente actividad. El grupo que había descansado prepara su asalto al Ishinca, montando un campamento de altura a 4.900 metros, junto a la laguna, para seguir aclimatando e intentar la cumbre al día siguiente.

El otro grupo se decide por la cumbre del Tollcaraju, empezando por portear las pesadas cargas hasta el Campo 1, en el glaciar, a 5.300 metros de altitud. La noche la pasamos sin pegar ojo, por la altitud y por el fortísimo viento que sopla. Al levantarnos, el mal tiempo prosigue, por lo que decidimos no intentar la cumbre, desviándonos en la bajada de la ruta normal hacia El Caballo, un colmillo granítico que sobresale de la cresta que une el Urus y el Tollcaraju. Tras alcanzar la cumbre de este bonito pico de 5.300 metros emprendemos el regreso a Huaraz para reponer fuerzas de cara a la segunda parte de la expedición.

Decidimos atacar el "coloso" de los nevados, el Huascarán, con 6.768 metros. Con ayuda de mulos trasladamos todo el equipo hasta el campo base, a 4.200 metros. El plan es hacer dos equipos; ambos intentarán ascender a la cima con un día de diferencia, ayudándose mutuamente.

El primer equipo monta las tiendas en el Campamento Morrena, entre grandes losas de piedra granítica, mientras el segundo llega hasta el C1 a 5.200 metros, regresando a dormir al base.

Las noticias que llegan de los expedicionarios que descienden no son buenas: el tiempo es malo y nuestras tiendas están a punto de ser arrancadas por el viento.

Cuando volvemos al día siguiente cambiamos las tiendas a un sitio mas resguardado. Ponemos rumbo al C2, atravesando la zona más técnica y peligrosa de toda la subida, montando el campo dentro de una amplia grieta, a 5.800 metros.

Mientras tanto desconocíamos la situación del resto de compañeros. Luego nos enteraríamos que un trágico suceso les obligó a cambiar sus planes, pues tuvieron que acudir, junto con dos sherpas peruanos al rescate de dos montañeros sudafricanos que habían caído en una grieta, consiguiendo descenderlos hasta el Campo Morrena, desde donde fueron evacuados en helicóptero. Al final uno de ellos fallecería. Estas circunstancias hicieron que ellos ya no intentaran la cumbre.

Hacia las tres de la mañana partíamos hacia la cumbre del Huascarán. Pronto la ruta se hace muy técnica, con rampas de 60-70º, y saltando vertiginosas grietas. La última parte hasta la cumbre la componen interminables rampas de poca pendiente. Por fin a las 11:23 horas pisábamos la cumbre del Huascarán Sur, de 6.768 m.

Tras unos días de descanso partimos hacia la quebrada de Llaca para intentar la ascensión del último nevado, el Vallunaraju, de 5.686 metros.

La ruta discurre por un enorme glaciar que nos lleva al collado entre sus dos cumbres. Desde aquí, una afilada y peligrosa arista en medio de dos bellísimos circos glaciares nos lleva a la cumbre. Tras permanecer largo rato en ella iniciamos el descenso.

Con unos días de relajado turismo, dimos por concluida esta expedición a la Cordillera Blanca peruana.

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